Nací en Mercedes, Soriano, en los 90s, dentro de una familia laburadora. Con la tecnología, todo empezó...
Nací en Mercedes, Soriano, en los 90s, dentro de una familia laburadora. Con la tecnología, todo empezó cuando llegó la primera computadora a casa: una máquina que hoy sería reliquia inoperante, pero que despertó en mí una curiosidad insaciable por entender cómo funcionaban las cosas. Ahí comencé a estudiar informática.
Mi primer trabajo fue gracias a alguien que confió en mis capacidades aún siendo tan joven. Esa persona no solo me dio una oportunidad laboral, me enseñó sobre responsabilidad, adaptación, comunicación y liderazgo. Lecciones que sigo aplicando hoy.
En 2013 me mudé a Montevideo con el afán de estudiar Ingeniería y conocer el ecosistema tech. Pasé por trabajos que nada tenían que ver con tecnología, pero cada uno me enseñó dinámicas de trabajo diferentes, pros y contras que hoy valoro.
En 2014 hice mi primer aporte automatizando procesos con mi escueto conocimiento de programación. Al año siguiente, una multinacional me contrató temporalmente para mejorar validaciones de datos. Ahí vi profesionalismo real, burocracia corporativa y políticas empresariales que con el tiempo entendí su necesidad en el negocio.
Lo temporal se volvió fijo y para 2019 mi rol había evolucionado: ya conectaba con gerentes, entendía necesidades de distintas áreas y las traducía en soluciones tecnológicas concretas. Había encontrado mi lugar: el espacio entre negocio y código.
En 2020 arranqué en Fenicio, quienes apostaron en mí para ayudar a mejorar la plataforma. Desde entonces vengo liderando la evolución del producto. El camino desde aquella PC lenta en Mercedes hasta acá fue largo, pero cada paso valió la pena.